Primero, os voy a comentar que comportamientos transcurren cuando uno de nuestros hijos tiene celos de su hermano/a:
-Comportamientos infantiles o regresión conductual, por ejemplo, volver a querer dormir acompañados o que le demos la comida, hacerse pis en la cama teniendo que volver a usar pañales, chuparse el dedo, etc.
-Aumento de la irritabilidad. Presenta pataletas o rabietas más frecuentes e incluso comportamientos agresivos hacia nosotros o su hermano/a como morder, pellizcar o empujar.
-Desobedece o molesta para llamar nuestra atención.
-Disminuye su apetito, presenta pesadillas o dificultades para dormir, se muestra intranquilo o nervioso.
-Disminuye su rendimiento escolar.
-Muestra conductas de retraimiento, no queriendo relacionarse con otros niños o salir, se muestra más introvertido.
Para gestionar estos celos es recomendable :
-Informar al niño/a de los cambios que van a transcurrir cuando nazca el nuevo miembro, transmitiendo seguridad.
-No hacer cambios significativos en su rutina tras el nacimiento.
-Hacerle partícipe en los momentos con su hermano/a, y otorgándole un papel como hermano mayor (contarle un cuento o cantar una nana a su hermano, estar presente cuando come o lo bañan,…).
-No realizar comparaciones entre nuestros hijos.
-Fomentar el trabajo en equipo para que colaboren y no rivalicen.
-Ser equitativos con los premios y castigos.
-Fomentar su autonomía, ya que le reforzaremos la autoestima y confianza en sí mismo.
-No mostrar una atención excesiva ante comportamientos negativos, para no reforzar su conducta.
Los celos entre hermanos suelen desaparecer cuando se aseguran de que cada uno ocupa un lugar importante para sus padres y su madurez cognitiva aumenta siendo menos egocéntricos y más cooperativos, es decir, a partir de los 5 años de edad. Si transcurre este tiempo y los celos persisten se debe solicitar ayuda psicológica.