La complicada labor de ser padres

Actualmente, los padres se encuentran sometidos a grandes cargas laborales o situaciones personales que aumentan su nivel de estrés y dichas situaciones, los hacen ser más irritables, intolerantes y encontrarse casi siempre cansados.
Por todo ello, el clima familiar se ve perjudicado, y también el comportamiento de nuestros hijos puede verse influenciado por el nuestro, ya que son bastante permeables a las emociones de sus progenitores, pudiendo originarles dificultades para dormir, concentrarse, estrés, agresividad, aislamiento, rebeldía, excesivo apego, etc.
La relación paterno o materno-filial, se verá empobrecida por el estrés, ya que nuestra sensibilidad para percibir los eventos negativos aumentarán y reaccionaremos de forma más irascible que si estuviésemos relajados.
Por otra parte, según diversas investigaciones de la Universidad de Michigan, elevados niveles de estrés de los progenitores influyen negativamente en el desarrollo cognitivo y lenguaje del menor.
También es sumamente importante que el niño se sienta querido, ya que en caso contrario, suelen ser más inseguros y ansiosos.
En conclusión, debemos tomar conciencia de nuestro estrés y tratar de expresarlo de forma adecuada, aprender a relajarnos, marcarnos expectativas realistas, y solicitar ayuda psicológica en caso necesario.