Estar siempre insatisfecho y sentir que nunca alcanzamos nuestros objetivos, son algunas características de una persona inconformista. En ocasiones, puede no ser malo, ya que nos ayuda a esforzarnos para lograr nuestras expectativas, pero cuando la insatisfacción es una constante en nuestra vida, conlleva un desgaste emocional muy importante.
La insatisfacción nos genera sentimientos negativos como la tristeza, la irritabilidad, la apatía o el nerviosismo degenerando en graves repercusiones sobre nuestra autoestima, que pueden conllevar el padecer ansiedad o depresión.
Es normal, que en algún momento hayamos pensado que no hemos logrado todo lo que nos hubiese gustado en una situación determinada, incluso que podíamos habernos esforzado más…pero si nada nos parece suficiente, debemos plantearnos si nuestras expectativas son realistas y si nuestra capacidad de tolerancia a la frustración es la adecuada.
También, existen personas que padecen una necesidad insaciable de experimentar sensaciones nuevas y sumergirse en desafíos, pero que cuando logran los mismos, se desilusionan con rapidez y vuelven a marcarse otros retos, sin darse la oportunidad de sentirse satisfechos.
La insatisfacción nos genera sentimientos negativos como la tristeza, la irritabilidad, la apatía o el nerviosismo degenerando en graves repercusiones sobre nuestra autoestima, que pueden conllevar el padecer ansiedad o depresión.
Es normal, que en algún momento hayamos pensado que no hemos logrado todo lo que nos hubiese gustado en una situación determinada, incluso que podíamos habernos esforzado más…pero si nada nos parece suficiente, debemos plantearnos si nuestras expectativas son realistas y si nuestra capacidad de tolerancia a la frustración es la adecuada.
También, existen personas que padecen una necesidad insaciable de experimentar sensaciones nuevas y sumergirse en desafíos, pero que cuando logran los mismos, se desilusionan con rapidez y vuelven a marcarse otros retos, sin darse la oportunidad de sentirse satisfechos.