La regla de los cuatro regalos, ya conocida por muchos, resulta al menos interesante y para reflexionar, ya que el ferviente consumismo aplicado desde que somos niños cada vez nos demuestra más que resulta bastante negativo de adultos. Aunque puede parecer una bobería, dar a nuestros hijos todo lo que piden, impide que tomen conciencia de la realidad, que es que todo lo que deseamos en la vida no se puede tener, y necesitamos frustrarnos para poder persistir en nuestras metas y no darnos por vencidos tras la primera derrota. Muchos padres, en ocasiones, intentamos compensar carencias de nuestra infancia o el tiempo invertido en nuestros hijos y familiares diariamente, obsequiando regalos poco significativos pero muy costosos y en algunas ocasiones, poco útiles. Por ello, debemos plantearnos si deberíamos aplicar esta regla para regalar a nuestros seres queridos que nos enseña que es mejor dosificar lo material. Lo que se nos plantea, es regalar algo que se desea, algo con valor educativo, algo de vestimenta y por último, algo necesario. Por ejemplo, en el caso de un niño: un juguete, un libro, ropa y una agenda, serían buenas opciones, pero existen múltiples variantes. El dilema puede volver a surgir cuando nuestros familiares desean inundar de regalos nuestra decisión, para lo cual debemos negociar, intentando preservar los valores que queremos inculcar aunque sea en nuestro hogar.
Recordemos que lo que no debe faltar nunca en nuestro hogar es el respeto y el amor, siempre dejando en segunda instancia todo lo que podemos comprar.