Una solución
Cuando en nuestro trabajo nos vigilan, nos hacen chantaje, utilizan a nuestros compañeros como mensajeros o para aislarnos, intentan que hagamos cosas antiéticas o no nos valoran, debemos plantearnos si estamos sufriendo acoso laboral.
Lidiar con el acoso laboral es muy complicado ya que, genera graves consecuencias que nos deterioran rápidamente como: el elevado cansancio, el estrés reiterado, los problemas para conciliar el sueño, los dolores de cabeza frecuentes y los sentimientos negativos hacia nuestra capacidad laboral que se generan en este proceso, pudiendo llegar a presentar enfermedades psicológicas que se cronifican.
En ocasiones, las presiones para poder asumir la economía familiar hacen que intentemos pasar por alto circunstancias laborales que en otras condiciones nos habrían hecho desechar de inmediato el mismo.
Según Suárez y otros (2009), el acoso laboral tiene varias fases:
1. Autoafirmación: cuando detectamos un trato despectivo e interpretamos que es debido a un mal entendido.
2. Desconcierto: cuando nos invaden las dudas sobre lo que está pasando y nos planteamos nuestra responsabilidad en el conflicto.
3. Indefensión: cuando intentamos agradar para que la situación cambie, y al no suceder así, nos sentimos frustrados e infravalorados.
4. Traumática: cuando el acoso persiste y surge sintomatología asociada a la depresión y/o ansiedad.
5. Estabilización crónica: cuando la sintomatología se cronifica y la situación afecta a nuestra autoestima.
En ocasiones, aunque cambiemos de trabajo o el acosador desaparezca la sintomatología permanece, ya que el miedo y la desconfianza se instauran en nuestra forma de relacionarnos con el entorno.