El síndrome del sabio o Savant, se describió por primera vez en 1978, para referirse a personas que poseen capacidades mentales prodigiosas, normalmente en torno a unas áreas determinadas, que suelen ser procesos psicológicos automáticos e intuitivos y que no requieren de conocimientos o experiencia previa.
Sus destrezas suelen manifestarse en: cálculo de fechas o matemático, memoria prodigiosa,habilidades espaciales o mecánicas, destrezas artísticas, idiomas, etc.
Por otra parte, también suelen presentar: dificultades para relacionarse con los demás, para comunicarse o hablar, problemas psicomotrices o bajo CI.
Diversas investigaciones científicas, han demostrado una elevada correlación entre el síndrome de Savant y el trastorno de espectro autista, o el síndrome de Asperger. Esto es debido, a que se cree que las deficiencias en un hemisferio del cerebro producidas por una enfermedad mental, lesión cerebral o déficit cognitivo; conlleva la expansión de algunas áreas funcionales en el otro hemisferio a modo de «compensación».
Actualmente, sólo existen unas 50 personas diagnosticadas de dicho síndrome, ya que su prevalencia es de una de cada dos mil personas que poseen algún tipo de déficit cognitivo.
