Quién te enfada te controla

En ocasiones las emociones logran dominarnos y por ende, aquellos que nos han generado esa emoción presentan mayor control sobre nosotros. Si alguien o algo nos enfada esto genera que tenga poder, ya que nos afecta su opinión o actitud hacia nosotros, y no todo nuestro entorno se merece tener esa influencia.
Primero, debemos asumir que nuestras acciones tienen consecuencias, y cuando estas son negativas, lo primero es analizar nuestro fallo para mejorar en el futuro, sin obsesionarnos, sin pensar que todo nos va a seguir yendo mal, sin sentirnos frustrados varios días…
Siempre habrá personas de nuestro entorno o circunstancias que nos alteran, pero debemos recordar que está en nuestra mano, que nos afecten en mayor o menor medida, por tanto debemos intentar bloquear que todo nos pase factura. 
La actitud con la que nos enfrentamos al día a día modula nuestra forma de percibir las cosas, por ejemplo: un simple comentario puede llegar a percibirse como un ataque, cuando en realidad no se merece esa importancia, ya que a lo mejor, no proviene de una persona que realmente nos importe o de una persona que nos esté haciendo una crítica constructiva. 
Mis consejos son:
-Dale prioridad a las personas y comentarios que merecen tu atención.
-Si realmente te has equivocado, no pasa nada, intenta mejorar y aprende.
-Elimina de tu vocabulario frases que no te ayudan como: «siempre me hace enfadar» o «me he enfadado por tu culpa». Si la opinión importa aplica el punto anterior, si no importa, prioriza tu felicidad.
-No dejes que el enfado te controle, da paso a las cosas que te generan felicidad.