¿Estás inmerso en una espiral de quejas?, ¿Es raro el día en que no te quejas sobre el trabajo, un camarero que te atendió en un bar, tu pareja o tus amistades? Siento decirte que esta situación es muy común, de hecho, en ocasiones habrás podido comprobar que hay personas que no tienen más tema de conversación que quejarse y cuando tú comentas algo que te ha disgustado, esa persona entra en una especie de competición contigo por ver quién está peor.
Focalizar nuestra atención sólo en lo negativo no nos lleva a nada, ya que aunque en principio funciona como una forma para desahogarnos, no cambiamos lo que nos molesta ni solemos quejarnos a los implicados para que al menos sirva para informar.
La queja en ocasiones también se utiliza como excusa para no sentirnos culpables o no asumir nuestra realidad, y así evitamos tener que tomar parte activa en la misma.
Mi consejo es que está muy bien darse cuenta de lo que no nos gusta, pero también debemos actuar si realmente queremos que cambien las cosas.