¿Odias los abrazos? No te preocupes, seguro que no eres el único ya que sentirse incómodo o evitar los abrazos a toda costa es una reacción más común de lo que crees. Esto puede ser debido a diversas causas, (según algunas investigaciones científicas, llevabas a cabo en Suiza)entre ellas:
-Si tu familia no era muy afectuosa contigo desde pequeño. Los niños imitan las conductas que ven, y si tu familia prefiere las palabras o es «de las que supone» que sabes que te quieren, es normal que abrazar te resulte incómodo.
-Un segundo factor, es el vínculo afectivo que tengas con la persona que te abraza, ya que no es lo mismo abrazar a tu mejor amigo, pareja o familiar, que a un compañero de trabajo o a alguien con quien apenas mantengas contacto ni confianza.
En determinados momentos como: celebraciones, cuando alguien se encuentra muy mal o cuando te reencuentras con una persona tras mucho tiempo, parece que lo lógico e incluso lo más correcto es dar y recibir un efusivo gesto de comprensión o alegría, pero te repito que si no estás habituado, es normal que no te sientas a gusto, y prefieras decir algo o simplemente permanecer junto a esa persona en silencio.
Los abrazos siempre se han usado como muestras de afecto, pero también conllevan sensaciones de tranquilidad y seguridad, ya que reconfortan, esto es debido, a que cuando recibimos un abrazo deseado generamos oxitocina y serotonina, entre otras sustancias, haciendo que nos sintamos mejor y con un mayor vínculo hacia la persona con la que hemos compartido ese momento.
Todos necesitamos sentirnos queridos, y en ocasiones, la carencia de esto, genera baja autoestima, problemas de autocontrol, retraimiento, bajas habilidades sociales, escasa seguridad en uno mismo y/o bajo rendimiento académico.
Mi consejo es que demuestres tu afecto a quienes te rodean, si no te sientes bien dando abrazos, hazlo con palabras…la forma da igual, lo importante es que se note nuestro afecto.