A partir de la adolescencia, se puede producir en ambos sexos una imagen negativa de sí mismos, abusando del maquillaje, cremas o vestimenta para desviar la atención de los demás, si está obsesión con la imagen física continúa puede llegar a desarrollarse la dismorfofobia corporal, donde la persona rechaza determinadas partes de su cuerpo considerándolas defectos.
Las personas afectadas por dicho trastorno suelen tener una autoestima baja, experimentar ansiedad o depresión, aislamiento social y trastornos de conducta alimentarios como la anorexia o bulimia.
Puede continuar hasta llegar a la tercera edad si no se trabaja terapéuticamente, ya que experimentan expectativas poco realistas que les llevan a someterse a tratamientos estéticos u operaciones agresivas y frecuentes, a pesar de los múltiples consejos de su entorno o médicos en contra de los mismos.