El síndrome general de adaptación, surge cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes, en las que debemos hacer un esfuerzo para adaptarnos a la nueva situación.
Dicho proceso atraviesa varias fases:
Primero, nuestro organismo se prepara para enfrentarse a la nueva demanda; luego, intenta adaptarse generando algún costo, como puede ser una disminución del rendimiento, mayor irritabilidad o disminución de la tolerancia a la frustración, etc. Por último, cuando nuestra adaptación no es adecuada o la situación se prolonga durante mucho tiempo, la persona muestra un elevado agotamiento o desgaste físico y psicológico, que puede derivar en trastornos psicólogos tan comunes como la depresión o la ansiedad.
Atendiendo a esta explicación se hace evidente la necesidad de adquirir estrategias de afrontamiento e inteligencia emocional para saber gestionar las situaciones estresantes que inevitablemente irán surgiendo en nuestro día a día.