Perder a tu mejor amigo/a

Aún existen personas que no reconocen cuanto se puede llegar a querer a una «mascota», es decir a nuestro fiel amigo, independientemente de su especie, pero como es una realidad hoy hablaremos de unos de los momentos más tristes de nuestra vida…cuando los perdemos.
El fuerte vínculo emocional que generamos con ellos, llega a ser tan potente como el que podemos sentir por un familiar o un amigo íntimo, desgraciadamente todavía se sigue quitando importancia al proceso de duelo en estos casos y trivializando los sentimientos experimentados.
En diversas investigaciones científicas llevadas a cabo en EE.UU. con personas que habían perdido a sus «mascotas», un 30% de ellas afirmaban experimentar fuertes sentimientos de tristeza y dolor tras 6 meses desde el suceso, llegando a remarcarlo como un evento «muy traumático».
Con este artículo, no pretendo que evitemos adoptar, si no todo lo contrario, que seamos capaces de normalizar nuestras emociones y asumir la importancia que pueden tener en nuestras vidas, aprendiendo a identificar las fases por las que pasaremos cuando tengamos que afrontar este momento. Pasar por este momento es desgraciadamente ineludible, pero vale la pena, ya que ello implicará haber vivido muchísimos momentos de felicidad extrema previamente.
Las fases del duelo son las siguientes:
-Negación: nos encontramos en «shock» y nos cuesta asumir lo que ha pasado, aún esperamos verlos en cada rincón de la casa. En este momento es recomendable donar o guardar sus cosas, así como, ocupar nuestra mente con otras tareas. Es normal que a parte de los sentimientos de tristeza y frustración, te cueste recordar cosas e incluso concentrarte.
-Expresión emocional: hacer una despedida «oficial» puede ayudarnos a desahogar nuestras emociones y a sentirnos mejor al darles un pequeño homenaje. No debemos exigirnos estar bien, cada persona atraviesa este proceso a su ritmo.
-Reconstrucción: consiste en volver a generar una nueva rutina, ya que notaremos un gran vacío donde antes se encontraban nuestras actividades conjuntas. Conforme vamos asumiendo la nueva realidad y logramos mantenernos más tranquilos, debemos ir normalizando su recuerdo hacia lo positivo (sin recordar los detalles que nos hacen daño), concentrándonos en las experiencias vividas y todo lo que nos han aportado.
Espero que os sirva de ayuda a aquellos que estáis atravesando este momento.

<<En homenaje a «B»>>