Burnout o síndrome del quemado parental

Muchos padres intentan satisfacer su ego y/o compensar sus frustraciones a través de sus hijos convirtiéndolos en el fin de su propia autorealización pero este planteamiento suele originar consecuencias negativas, entre ellas el síndrome del quemado parental. El síndrome del quemado parental se produce por un agotamiento extremo que no permite llevar a cabo una parentalidad positiva y sana, esto suele ser debido a un cambio en los roles parentales o padres/madres solteros que se encuentran desbordados, excesiva rigidez en la metodología educativa, intromisión de familiares y/o amigos, baja comunicación intrafamiliar o problemas económicos, laborales o personales. Los síntomas más frecuentes en los padres afectados por el «burnout parental» son: elevada irritabilidad, baja tolerancia, sensación de agobio y falta de tiempo para uno mismo y la relación de pareja, sentimientos de no ser la misma persona tras la paternidad/maternidad, culpabilidad por tener pensamientos que no son acordes a lo que la sociedad en su mayoría cree correcto (por ejemplo: «Mi hijo/a me molesta», «Desearía irme sólo un tiempo», «Estaba mejor antes de tener hijos/as»), elevada presión por querer ser los padres «perfectos», excesivo control sobre todas las actividades familiares, trastornos del sueño, elevado cansancio y decaimiento, conflictos de pareja, ansiedad y/o depresión. Este suceso ha aumentado su incidencia tras el último año de cuarentena, en el que los niños permanecieron más tiempo en casa y las actividades en el exterior del hogar se vieron limitadas. Mis consejos son: establecer unos horarios rotativos entre la pareja para lograr desconectar, hablar sobre lo que nos preocupa, dedicarse tiempo a uno mismo así como a la pareja y realizar actividades padre/madre-hijo/a solos.