Normalmente los niños y niñas a partir de los 3 años presentan rabietas bastante intensas que pueden durar varios minutos u horas, llegando a mostrar faltas de respeto, desobediencia o incluso autolesiones. Este hecho se suele producir ya que cuando somos pequeños nos frustramos muy fácilmente, no sabemos explicar con claridad lo que queremos, y desconocemos nuestras emociones y cómo gestionarlas. Para saber resolver una rabieta debemos tener en cuenta varias premisas:-Debemos mostrar coherencia entre nuestra actitud y la que pedimos al menor, ya que no podemos pedirles que se calmen chillándoles.-Se debe ser constante y no ceder o reforzar que prosiga esta conducta, por ejemplo: no se debe comprar algo (juguete/golosina) que el niño nos pide mediante una rabieta o actuar de forma diferente cuando estamos en un almuerzo o reunión por vergüenza social con la esperanza de que así cese la rabieta antes.-No se debe intentar razonar en mitad de una rabieta, las explicaciones deben ser breves y precisas hasta que el menor esté más calmado.-Dedicar tiempo de calidad a los niños, en el que se sienta atendido sin necesidad de tener que comprarle algo, en el que juegue, se relacione con nosotros fuera del hogar y con sus iguales.-Intentar anticipar determinadas circunstancias que pueden conllevar una pataleta como, aquellos momentos en los que el niño o la niña tienen mucha hambre o sueño llevando comida extra o un cochito o portabebés. También hay niños que se agobian en entornos con muchas aglomeraciones o cuando cambiamos sus rutinas y nos excedemos de los horarios habituales.-Enseñarle a identificar sus emociones, sin ridiculizarlas, y a relajarse.