Después de un aborto, ya sea espontáneo o no, entre el 30-50% de las mujeres puede experimentar ansiedad y el 10-15% depresión. Este hecho depende de varios factores como la edad y madurez emocional de la persona, el apoyo familiar con el que se cuente, el grado de voluntariedad que ha tenido en la toma de decisiones, si ha sido víctima de agresión sexual, etc. La adolescencia se muestra como un factor de vulnerabilidad para desarrollar más secuelas a largo plazo. Los principales síntomas que se pueden experimentar tras un aborto son: sentimientos negativos (pena, tristeza, culpabilidad), desorientación en cuanto al punto en el que se encuentra su vida y cómo continuar, baja autoestima, pesadillas recurrentes, trastornos sexuales, problemas de concentración, elevada irritabilidad, ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático. En general, sobre todo cuando se trata de un aborto espontáneo o como consecuencia de presiones sociales para inducirlo, la mujer puede experimentar hasta varios meses después, todas las fases de un proceso de duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación).