En 1968 se acuñó el término de edadismo para hacer referencia a los estereotipos y prejuicios existentes en torno a las personas mayores y el proceso de envejecimiento. El edadismo suele presentarse en las personas, por ejemplo, cuando ignoramos o quitamos valía a la opinión de una persona mayor; pero también podemos observarlo en el ámbito institucional cuando los mayores son discriminados por su edad (jubilación obligatoria, no ser incluidos en algunas actividades por su edad,…), o en otros ámbitos como la publicidad, las estafas financieras, la ausencia de elementos de adaptación en las calles o edificios, entre otros muchos.
El 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad con el fin de erradicar dichos prejuicios, como decía José Saramago en su poema sobre la vejez: «Qué cuántos años tengo? -¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos».
Normalicemos cumplir años, sintiéndonos afortunados por ello y disfrutemos de esta etapa, igual que intentamos disfrutar el resto de nuestra vida.