Procrastinación

La procrastinación, se refiere al hábito que poseen algunas personas para postergar la realización de una o varias tareas, que consideramos molestas, aburridas, o nos generan inseguridad, ansiedad o miedo; por otras, menos relevantes, pero que nos permiten sentirnos más cómodos y contentos con su realización.
También se asocia, con el miedo al fracaso o la dificultad que nos supone la tarea, el miedo al éxito, la baja motivación, dificultades para concentrarse, trabajo excesivo, etc.
Puede ser concomitante con: ansiedad, baja autoestima, perfeccionismo, aburrimiento, apatía, depresión, impulsividad, etc.
Posponer alguna tarea ocasionalmente que no nos resulta agradable o nos da mayor pereza, no tiene que presentar un problema, salvo que se convierta en un hábito que influya en nuestra toma de decisiones. Algunas de las situaciones que se suelen posponer más son: pedir mejorías laborales, dar el pésame a un amigo o conocido, presentarse a unas oposiciones, pedir que nos devuelvan algo que hemos prestado, acudir a una actividad deportiva rutinaria, etc.
Evitar dichas situaciones, a corto plazo, produce un alivio y sensación de bienestar pero conforme pasa más tiempo, la persona se sentirá molesta por no haber sabido enfrentarse a la situación y sentir que tiene algo pendiente que resolver.
La procrastinación, suele producir: estrés, sentimientos de culpabilidad, estigmatizaciones, evasión de responsabilidades, disminución del sentimiento de productividad, etc.
Para evitar caer en el círculo vicioso de este hábito, recomiendo: elaborar listas de tareas, descomponiéndolas de menor a mayor complejidad; identificar nuestras prioridades; reservar tiempo por si nos surgen imprevistos; buscar motivaciones que promuevan la ejecución; evitar las distracciones y planificar nuestro tiempo.